martes, 16 de noviembre de 2010

Año 0. Día 91. Madrid.

Hola de nuevo a todos nuestros enormes seguidores. 
Vamos a contar una más. La situación se presenta en un partido de baloncesto, pero a quién le plazca puede servirle como extrapolación (como siempre) a lo que viene siendo la vida misma. Pues esto se titula por algo, “Basketball as a Way”.

Resulta que este año me ha tocado lidiar con la mayor panda de jugones que jamás había visto juntarse antes en un mismo equipo. Claro, aquí en mi nuevo trabajo los de azul se las vienen gastando así desde hace mucho tiempo, pero este tema mejor lo abordamos otro día para gusto de alguno de nuestros seguidores. El caso es que hay una mezcla de chicos muy buenos técnicamente, con otros que no lo son tanto. Estos que no lo son tanto están en el equipo porque se piensa que midiendo 3 metros como miden, algún día podrán ser incluso mejores que los anteriores. Ya se sabe, en el baloncesto la altura lo es todo, ¿no? (Aquí debo hacer un breve recordatorio a un gran entrenador que tuve, cuyos valores aún nadan por mi interior, y que solía decir que en el baloncesto como en la vida, hay una cosa que empieza por “T”, que es la más importante para todo, y no, no es Tamaño, sino Talento).

Esta mezcla me lleva a una reflexión sobre el “modus operandi” de cada persona dentro de un grupo. Esto es, el comportamiento que una persona ofrece a los que le rodean dependiendo de esto mismo, de quiénes y de qué cualidades tengan estos mismos que le rodean. Y por supuesto, a qué se esté dedicando el grupo al que perteneces. ¿De qué más cosas depende este comportamiento?
Entramos en el caso exacto:
Un auténtico jugón, el base del equipo, un chico que es un año menor que todos sus compañeros y dos años menor que todos sus rivales. Pero es el mejor, el que más juega, el que “se las juega”. Su personalidad dentro de este grupo: nefasta, con actitud de querer mejorar, pero nefasta. Su comunicación con los demás es altiva y egocéntrica. No voy a extenderme mucho más.

Un chico de 14 años con mucho futuro, muy muy alto, se mueve bien, mejora todos los días, Actitud e intensidad 11 sobre 10. Pero es inseguro, le cuesta asumir responsabilidades, se pone nervioso ante los fallos.
Estas dos criaturas coinciden en la pista en el 3er cuarto, partido muy apretado contra el mejor rival del grupo. Nervios a flor de piel. Ellos anotan en contraataque. Saca de fondo mi amigo el trabajador y se mueve para recibir mi amigo el jugón. Ellos presionan, hacen dudar a nuestro sacador, nos la roban, canasta fácil. El jugón se irrita y así se lo hace ver a su compañero el que ha sacado. Este último se pone aún más nervioso, y le toca volver a sacar. ¿Qué ocurre? Por supuesto, mala comunicación, nos la roban, canasta fácil. Bronca del jugón a mi amigo el trabajador. Bronca gorda, fuerte, demasiado. ¿Siguiente situación?...
Bien, de esta situación he sacado a posteriori varias ideas importantes, a mi parecer. El hecho de que existan dos personalidades tan dispares dentro del mismo equipo, y que tengan que aprender a convivir y a sacar el máximo beneficio de su interacción.

La idea de cómo no repetir jamás esa situación, a la vez de cómo intentamos arreglarlo lo más rápido posible y de qué forma.
Por último, el porqué formo parte de un equipo, el cómo cada jugador es importante y puede hacer algo positivo por su equipo.
Si un jugador puede interiorizar la lectura de algún aspecto táctico, ¿por qué no va a poder interiorizar la lectura de aspectos emocionales? Sobre todo si estos le llevan a tener éxito en sus acciones con mayor frecuencia.

Para la situación anterior, podríamos explicarle al jugador que tiene que subir algún escalón más. En el primer escalón los compañeros ante el error se echan la bronca, discuten sobre la acción pasada. En el segundo escalón quizá estos compañeros simplemente hablen sobre cómo solucionarlo en el futuro, se choquen la mano y no le den mayor importancia al error. Un gran avance. Pero, ¿quién llega a ese tercer escalón? En el que los jugadores ni si quiera se miran tras el error, sabedores de que pensar en cualquier acción errónea y pasada y es el mayor fallo que se puede cometer. Hay que pensar en cómo solucionarla, nada más. La interacción es aprendida y en este caso debería ser invisible. No hay dolor. Ni cura, por supuesto.

Es un reto y a la vez una motivación que el deporte sirva para mejorar nuestros recursos sociales, y emocionales. Y claro que a veces estos hacen más por el éxito que los recursos técnicos o tácticos, ¿no deberíamos prestarles más atención? ¿no deberíamos entrenarlos?

Todo es un medio. 

8 comentarios:

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  2. Sigo vuestro blog con mucho interés, impaciencia y con un apetito voraz de leer vuestra andadura en esos nuevos caminos, no me había decidido a escribir, pero ¿por qué no hacer este blog algo mas interactivo?

    Me parece muy interesante el tema que afrontas en tu post, las emociones, ¿por qué no entrenarlas? creo simplemente que no las entrenamos porque no sabemos cómo, porque nadie no has enseñado a entrenarlas, porque no tenemos un manual sobre qué, cómo y cuándo enseñar, así que preferimos obviarlo, por qué mostrar nuestras carencias, nuestra ignorancia en un campo cuando quizás nadie se percate de ello.

    El problema es que personalmente creo que el factor emocional influye de forma decisiva en el rendimiento de nuestros jugadores, igual que influye de forma decisiva en la vida misma. Cuántas veces no hemos visto como jugadores se derrumban en situaciones límites en un partido, es más cuantas veces hemos visto como se derrumban en entrenamientos, y derrumbarse no es simplemente el hecho de romper a llorar, o no querer jugar, hay infinidad de conductas que son muestras de ese fragilidad, como un mal gesto, una reproche, ignorar o evitar una situación, etc...nosotros, los entrenadores lo achacamos a su "personalidad" es que es así, y con eso escurrimos el bulto, evitamos tener que "pringarnos" pero en realidad yo me preguntó, ¿podríamos reconducir su conducta? ¿hacerla eficaz en situaciones limite o adversas? ¿ayudarle a ser mejor jugador?, es más, ¿ ayudarle a ser mejor persona, por poder controlar sus emociones de forma que sean productivas para él y sus compañeros? ahí dejos esas preguntas, yo creo tener una respuesta, pero no tiene porque ser la correcta...

    Por cierto gran frase la de ese entrenador, me ha recordado una frase, que tengo muy presente cuando entreno, aparece en una gran película "No hay nada mas triste que el talento malgastado"

    Saludos y suerte en vuestros caminos
    QG

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  3. Daniel Arquero
    A.K.A Emoción Con Patas

    Que alguien se pare a pensar en que un jugador tiene funciones en su cuerpo que no sólo sirven para jugar al baloncesto, ES MAGNÍFICO.
    Cierto, el jugador tiene mas cosas que tiro, lectura de juego, comprensión de sistemas, y ganas de jugar. Tiene sensaciones, son las manos que sujetan las cartas de este juego. Y da igual si tienes escalera de color, si esas manos no están preparadas para jugarlas bien.
    Planteo la prohibición para todo entrenador del fácil método de picar al jugador por costumbre. Inútil en muchos casos, puesto que motivación tiene de sobra, solamente necesita un: Se que sabes hacerlo bien.

    Un retroabrazo

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  4. ahi voy de nuevo con mi respuesta.....

    veo que hablais de algo utopico, como buenos friquis de esto. Y me explico:

    soy de la opinion de que lo que buscáis es un entrenador que se ponga en la piel del jugador. Para mí, para conseguir esto es necesario haber vivido experiencias similares alguna vez. Hablais de alguien que, independientemente de loq ue sabe de baloncesto, conoce al jugador. Conoce cómo puede sentirse ante una situación dada por el juego, dada por su situación dentro del equipo, dada por su situación personal.....Mucho pedís.

    Los que tiene un alto conocimiento del juego, es decir, los considerados muy buenos (los que ganan), suelen estar "por encima del jugador". Bueno, mejor dicho, suelen SENTIRSE por encima del jugador. No se ven bajando al nivel del jugador para entenderle, para preguntarle cómo se siente, o para pedirle una opinión.Él está arriba y mira desde su posición de privilegio al grupo que dirige. Pero el terreno que vosotros pretendéis explorar tiene demasiado barro para este personaje. Suelen estar bien vistos por la grada y jugadores, porque impone con su obsesión por mantener las distancias.

    Luego están los que quizás están más cerca del jugador, que tratan de entenderle, que se ponen en su piel, quizás por cercanía en edad, quizás por haber sido antes jugador como ellos. Fracaso casi asegurado. Suelen ser vilipendiados por los jugadores, que abusan de la cercanía que muestra su "jefe" para moverse en el fino hilo del olvido del rol de cada uno, y criticados duramente por el entorno, que le acusa de no tener el control del grupo. Da la sensación de que el equipo se le escapa entre sus dedos, de forma paulatina. Suelen ser los peores vistos por el populacho, porque no dan sensación de autoridad, y encima no ganan.

    En definitiva, no estais hablando de un entrenador bueno, ni muy bueno; habláis de un entrenador superlativo. Si conseguís encontrar a alguno que conjugue su conocimiento del juego con el conocimiento del jugador, decírmelo que me vuelvo a poner las zapatillas y el pantalón corto.Si os proponeis llegar a serlo algún día, adelante valientes!

    saludos

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  5. Ahí va mi réplica.

    Alguien me decía el otro día, que es muy fácil mandar algo, lo que sea, sin haberlo hecho tu antes, quizás la mejor situación desde la que dirigir, ordenar, mandar es haber pasado antes por esa situación o una situación similar, pero eso es algo utópico, porque ninguna situación es igual para todos, porque no todos somos iguales, no todos sentimos lo mismo ante un mismo estímulo, ¿qué es mejor tener una idea de que está sintiendo el jugador en ese momento? quizás si, pero no creo que sea un requisito necesario e imprescindible, porque sino solo podrían ser buenos o grandes entrenadores aquellos que además de ser jugadores pasaron por muchas y diferentes situaciones, pero nunca habrán pasado por todas, quizás entenderían al jugador que siente la presión de la última posesión, pero entenderían al jugador que no juega nada? o quizás entenderían a los dos, porqué quizás han pasado por ambas situaciones pero entendería al jugador que tiene un rol específico, por ejemplo defensivo y que sin embargo él siente que puede hacer algo mas...lo que quiero decir es que las situaciones son infinitas, así que tenemos que ser eficaces en nuestro cometido y para ello, y muy a pesar nuestro tenemos que guiarnos por generalidades, conceptos básicos que creemos correcto y para los que si, siempre hay una excepción, pero son eso, excepciones.

    Por no desviarme mas del tema, creo que el entrenador debe intentar conocer las situaciones o emociones mas frecuentes que pueden sentir sus jugadores, todas? imposible, pero debe intentarlo, no sirve como excusa, es que son tantas...que ni lo voy a intentar..una vez las conoce debe intentar usarlas para ayudar al jugador a ser mas eficiente, a contrololarlas en su favor, en su beneficio.

    Por otro lado, la línea que separa y mantiene la distancia entre los diferentes roles en el equipo, en el grupo,¿ aquel entrenador que parece mas cercano, que utiliza un método y menos dictatorial suele perder el respeto de los jugadores, del entorno? quizás si, quizás no...todo depende del resultado....me explico, los resultados lo son todo, al menos cuando la competición empieza a ser importante (¿cuándo no lo es? porque sino solo hay que pasarse por un campo de minibasket y ver que ya es importante desde el momento que empiezan a saber correr y botar a la vez). Sirvan estos ejemplo, de otro deporte, Luis Aragonés, Vicente del Bosque, ambos con formas diferentes de dirigir un grupo, métodos distintos de llevar el entorno, ambos con grandes resultados, ambos respetados por el grupo y el entorno. En nuestro deporte, E.Messina, la fama le precede,los resultados le avalan, un método mas cercano al de marcar claramente los roles, pero los resultados no acompañan...el entorno duda de él, es mas los jugadores dudan de él...el resultado es mas importante al final que el método...

    Por eso, para mi, pudiendo estar equivocado, casi seguro, es mejor bajar al fango, mancharte e intentar ayudar al jugador a ser lo mas eficaz posible, ¿desde el lado "mas cercano"? si, por qué no, eso si, dejando claro cual es el rol de cada uno....un entrenador superlativo? mejor aspirar a eso que a cualquier otra cosa, porque si te quedas a mitad de camino probablemente hayas recorrido mas camino que si simplemente quieres ser otro tipo de entrenador...

    Ahí lo dejo...

    Saludos.
    QG

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  8. Me encanta. Esto funciona. Podemos discutir estos temas más a menudo? a ver si las próximas superan esto!

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