domingo, 5 de diciembre de 2010

Año 0. Día 111. Madrid.

LAS HERENCIAS INCONSCIENTES

Historia de una mañana en un colegio de Alcalá.

Esta historia comienza una mañana fría en Alcalá de Henares, en un colegio donde me citan desde mi Club a las 8 de la mañana para dirigir una sesión de baloncesto con los niños y niñas de ese colegio.

Aunque, viéndolo de otra forma, esta historia comienza mucho antes, hace algo más de ocho años. Un día de septiembre de aquél año, un entrenador del club de mi localidad me propuso entrenar a unos niños en un colegio durante un año. Tenía que conseguir el título de entrenador (un curso de 15 días en verano) y cobraría una pequeña gratificación al mes. Por aquél entonces ya había asumido que mi carrera como jugador iría enfocada únicamente al sufrimiento y a la diversión a un nivel bajo, y quizá motivado por esto y porque todo mi círculo se movía en torno al baloncesto decidí aceptar el “trabajo” como entrenador. Ahí comenzaron una serie de trabajos y consignas añadidas a la tarea del entrenador, que se irían repitiendo año tras año después.

 Una de ellas y en la que me centro ahora, es la tarea de la “captación” (¡por favor que alguien cambie esta palabra!) de jugadores en los colegios. Bien instruidos por entrenadores más expertos, nos dedicábamos a intentar convencer a los niños de que el baloncesto era lo mejor que podían hacer por las tardes, y si se terciaba, también convencíamos a profesores y padres. Hoy estoy convencido de que el baloncesto como juego, es uno de los deportes que más favorecen al desarrollo físico y social del niño, pero en aquellos años esto no hacía falta. Horas y horas cada día en los inicios del curso escolar nos habremos pasado muchos compañeros y yo haciendo estas “campañas de captación” cada mañana y cada tarde en todos los colegios… pero este año fue distinto…

Lo de este año fue surrealista. Me llaman de mi nuevo club y me dicen que necesitan a una persona para este trabajo. Iluso de mi, y pensando que ya conocía el trabajo, les digo que sí, claro, que cuánto tiempo, que cuántos niños, y que dónde. Me contestan que 300 niños a la vez, que me pagan, y que no prepare nada que no hará falta seguramente. Ah! Tu trabajo son 20 minutos… ¿Cómo? No daba crédito, ¿qué iba a hacer?
Cuando terminó la sesión de fotos con los jugadores profesionales del club, se les repartió a los niños y niñas un balón a cada uno, una camiseta del club y una bolsa con productos de los patrocinadores. Empieza mi trabajo: 2 juegos inespecíficos con balón y se acabó, una foto todos juntos y para casa. No había visto nunca niños tan felices, y niños más convencidos de que ese era el mejor deporte del universo. Increíble. Entonces me dio por pensar…


¿Saben los niños diferenciar entre lo bueno y lo malo? Puede. Pero, ¿saben diferenciar entre lo bueno y lo mejor? Quizá lleguen unos tíos mayores y les digan a unos niños de 7 años que esto es lo mejor, y los niños así lo aprendan y así lo difundirán cuando se conviertan en esos tíos mayores. ¿Y esto repercute en la calidad y en el desarrollo global de cualquier práctica social? Ya no hablemos de baloncesto, sino de todo lo demás. 

Me asaltan las dudas sobre si a veces no somos conscientes de lo responsables que somos de diseñar un trabajo de calidad para la educación de esos niños que quizá no saben diferenciar entre distintos grados de lo que entendemos por perfección. Quizá hagamos saber a esos niños que algo es muy bueno cuando es una chapuza, y así ellos crecen con algo que después se desmoronará sobre ellos. Pero también sobre nosotros, los que se lo enseñamos.

Me pregunto si hay alguna forma de medir cómo de bueno a largo plazo es el trabajo que hacemos en la educación de los niños. Desde luego tiene que ser distinto a comprobar si el niño sale feliz  o no de allí…
Estos niños que vamos a ver a los colegios reciben inconscientemente las herencias de todos aquellos que vamos allí a intentar convencerles de que algo es bueno, cuando quizá no lo es. Pero es más peligroso aún cuando intentamos convencer de que algo es lo mejor, cuando solo roza el aprobado. Me imagino las dudas que tendrán después todos estos niños cuando crezcan y piensen en porqué algo no es perfecto si tenía que serlo… La idea que trato de transmitir surge de mi propio desazón en un contexto en el que muchas veces sin quererlo manipulamos información a nuestro gusto, sin tener en cuenta ningún tipo de repercusión a medio o largo plazo en quienes la sufren.

“Las cosas no siempre son como las pintan”, en lo bueno, y en lo mejor.

Tras terminar de escribir esta entrada del blog, y pensando que no había quedado nada claro lo que de verdad quería transmitir, buscando resolver mi desesperación he encontrado un artículo que creo que define perfectamente la idea que yo quería traspasar a través de esta entrada, entendiéndose metafóricamente, por supuesto:
  ¿Cómo distinguir un café bueno de uno malo?
Es bueno si hay un balance entre lo dulce, lo ácido y lo amargo. Debe tener cuerpo, sabor y aroma. Aprendí a tomar espresso porque estaba de moda terminar con él la comida y el día en que tomé uno bien hecho, vi que la gente estaba tan acostumbrada a un mal café que no se hacía preguntas.
 
Cuando uno empieza a tomar el café pensando en términos de balance, descubre que, si predomina el amargo en la lengua, está mal. Lo primero es fijarse en qué sabores deja este café en la boca. Es bueno si es armonioso.
Un café puede ser un poema para los sentidos, si se sabe preparar bien."

El baloncesto, como todo lo demás para cualquier otra persona, me sirve a mí como árbol al que trepar para observar desde arriba y en silencio, dónde están los agujeros y pensar en cómo taparlos.

Basketball as a Way. 

lunes, 29 de noviembre de 2010

Año 0. Día 105. Madrid.

BAJO PRESIÓN

Historia de lo que transmitimos. El título de este pequeño escrito viene dado en homenaje a un gran entrenador, y una gran persona, cuya vocación es transmitir valores a pequeñas jugadoras faltas en muchos casos de estos detalles educacionales, y que intenta demostrar día a día a todos que el baloncesto sirve para algo más que para entrenar un “pasar y cortar”. Él se hace preguntas como estas, y él me regaló un libro una vez con este mismo título.

Fue una mañana muy curiosa. Cuando llegué a la pista para ayudar al árbitro del encuentro haciendo la mesa correspondiente vi que iba a ser un partido entretenido. Como siempre vamos a entrar en situación, y seguidamente os cuento mis inquietudes después de aquél día.

Partido entre equipos benjamines a las 9.30 de la mañana. Dos entrenadores muy distintos cada uno con su equipo en la charla pre-partido. Un chico joven y con mucho entusiasmo a mi izquierda, y un señor no tan joven con el mismo entusiasmo a mi derecha. Las charlas fueron para haberlas grabado. El de mi derecha apelaba al resultado del anterior partido contra ese mismo equipo. Pues si ganaron en aquella ocasión, lo mismo habría de pasar sin duda esta vez. El de mi izquierda intentaba enseñarles que la forma de ganar el partido era hacer las cosas que ellos sabían, como ellos sabían, y no de otra manera que pudiera resultar distinta o si quiera parecida a la que ellos sabían. Revelador.   Comienza el encuentro. Niños de 8 y 9 años a las 9.30 de la mañana con papás y mamás y entrenadores gritando a pie de pista. 0 – 0 al final del primer tiempo. Broncas infernales. Recuerdo palabras de los entrenadores tales como “decepción”; “vagos”; “inutilidad”; “¿salgo yo a jugar?”; y algunas cosas más que mi cerebro aún coherente a mi edad ha eliminado rápidamente.

Entonces, me vinieron a la mente algunas preguntas que otras veces ya se han pasado sobrevolando este espacio que ocupo… ¿Somos conscientes, entrenadores, padres, hermanos, aficionados… de lo que transmitimos a los niños y niñas pequeños que juegan al baloncesto? ¿Somos conscientes del porqué estamos transmitiendo eso que decimos, y de la importancia real que tiene? ¿Somos conscientes del porqué el niño está jugando ahí, a las 9.30 de la mañana, y de lo que él querría escuchar?

Cuando gritamos a un niño, ¿sabemos si él entiende el porqué? Y ese porqué, ¿tiene un valor importante para el niño, que justifique el grito, la mala cara, o incluso el mal gesto? ¡No seamos ingenuos! He visto chicos y chicas capaces de reproducir cada gesto, incluso aunque sea un gesto inconsciente, que hace su entrenador…

 En mi pensamiento aparecen estas opciones: A veces sí y el entrenador lo sabe tras planteárselo después. A veces sí y el entrenador ni se lo plantea porque es muy consciente de los valores que quiere transmitir. A veces no y el entrenador se da cuenta después tras haber reflexionado. Y muchas veces no, y el entrenador no solo no se lo plantea, sino que está muy a gusto con ese trato, o piensa que es el único posible.

 ¿Alguien alguna vez ha llegado a tu entrenamiento, ha esperado a que acabes, y te ha preguntado: tus jugadores saben lo que quieres transmitirles? Quizá es la pregunta que muchos necesitan, simplemente para empezar a reflexionar. Ahora comience a entenderse la palabra “entrenador” como padre, madre, hermano, o incluso amigo, y quizá pueda verse esta situación de “entrenamiento” fuera del deporte. Porque entrenamiento lo es todo en la vida. Nuestros padres nunca dejan de entrenarnos en la ropa que debemos ponernos, o nuestros amigos en la vertiente política que debemos considerar al hablar con ellos. Pero con los niños… que están “aprendiendo a entrenar” en todo… ¿cómo deberíamos actuar?

Por supuesto que hay casos maravillosos: he visto padres que tratan a sus hijos cada día como si fuese el primero, que les miran cada vez con brillo en los ojos. Que les preguntan y les hacen pensar, que les tratan con respeto y educación como si el dar ejemplo fuese la mejor manera de enseñar esos valores que cada uno tiene y que queremos inculcar. He visto amigos que te tratan como si fueses una parte más de ellos mismos. Y he visto entrenadores que consiguen que jugadoras les miren como si las palabras que están diciendo fuesen a cambiarles la vida al instante. Repito, casos maravillosos.

Cada día me pregunto si lo que les digo, es como ellos querrían escucharlo. Y cada día me repito que nunca he de dejar de preguntármelo. El día que deje de hacerlo, dejaré de entrenar, pues la ilusión se habrá ido.

Termino con las palabras de una preciosa canción de Serrat, en la que dice: “… Cargan con nuestros dioses, y nuestro idioma, nuestro rencores y nuestro porvenir …  Nos empeñamos en dirigir sus vidas, sin saber el oficio y sin vocación, les vamos transmitiendo nuestras frustraciones …”

De nuevo, “basketball as a way”.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Año 0. Día 118. Edinburgh

Desayuno escocés.

Venga va, vamos a escribir un poco en el blog, que desde que Charli se pone Cervantino, lo he dejado un poco de lado.

La primera semana que llegué a Edinburgh, comí, junto a mi amigo Alex, un desayuno 100% escocés; ¿en qué consistía?, pues en algo así ligerito, para aguantar el día de la forma más saludable y activa posible; vaya que la chica del anuncio de 'Special K' se sentiría orgullosa de mis hábitos alimenticios. A saber: 2 salchichotas de estas que parecen más chorizo que salchicha y salchichonaco de ese gordo más que chorizo; judías blancas (con lo que me molan...), bacon (obviously), un par de huevos (que era la frase que repetía yo a cada bocado) una especie extraña de morcilla y no sé qué más! (todo ello con un tecito para que pase :) ).

Ese día descubrí dos cosas: que estaba en un país de machos de pelo (aunque pelirrojo) en pecho, y que virgencita qué sería de mí con esa dieta dentro de dos meses (sigo con un cuerpo perfecto, no os preocupéis XD).

La agradable experiencia desayunil sobrevoló again en mi cabeza la semana pasada, en el entrenamiento de los Peregrines (AUH! AUH!).
Miércoles a las 19.00 y sólo somos 6...mal rollito, nos augura un entrenamiento, cuanto menos, extraño. Acostumbrado a un tipo de entrenamiento más para infantiles que para senior (que si entraditas, contraataques, manejo de balón...) mis dudas se tornaban ahora en saber qué decisión tomaría el míster con 6 hombres en cancha: ¿trabajaríamos en 5c0 la táctica colectiva? ¿sería un 3c3 para reforzar fundamentos colectivos de cara a una posible jugada? ¿o realizaría ejercicios motivantes y originales, como nos enseñó el gran Josep Bordas en entrenamientos con 6 jugadores?
Os cuento...

Primeros ejercicios de carrera continua blablabla...más o menos asimilable...a continuación: 3c3 toda cancha a 10 puntos; perdedores 2 HP. Al acabar, otro 3c3 toda cancha, eh! ahora sólo 5 puntitos venga... perdedores 2 HP (try to guess who was the loser...). Después, 'circuitito': flexiones, desplazamiento defensivo, fuerza, comba, salto.... estaciones de ¡1 minuto!. Ojo, cuando terminamos eso...otra vez, pero sólo 30 segundos... :)
Y, para finalizar, 3c3 medio campo con sus consecuentes HOSTIONES como panes...

Terminé con el entrenamiento y con parte de mi vida pensando qué bien me hubiese venido comer un 100% Scottish breakfast antes del 100% Scottish training...acojonante :D
¿El equipo?, lógicamente va último de la clasificación...jaja me meo. Pero bueno la gente es mu salaeta hombre.

Hoy tengo entrenamiento nuevamente, así que me voy a hacerme unos macarronacos con one hundred salchichas a ver qué pasa!

Saludos gentezuela!!
Javi.

PS: aquí os dejo un vídeo de Carlos y yo una de esas tardes en el Cerro después de entrenar:

martes, 16 de noviembre de 2010

Año 0. Día 91. Madrid.

Hola de nuevo a todos nuestros enormes seguidores. 
Vamos a contar una más. La situación se presenta en un partido de baloncesto, pero a quién le plazca puede servirle como extrapolación (como siempre) a lo que viene siendo la vida misma. Pues esto se titula por algo, “Basketball as a Way”.

Resulta que este año me ha tocado lidiar con la mayor panda de jugones que jamás había visto juntarse antes en un mismo equipo. Claro, aquí en mi nuevo trabajo los de azul se las vienen gastando así desde hace mucho tiempo, pero este tema mejor lo abordamos otro día para gusto de alguno de nuestros seguidores. El caso es que hay una mezcla de chicos muy buenos técnicamente, con otros que no lo son tanto. Estos que no lo son tanto están en el equipo porque se piensa que midiendo 3 metros como miden, algún día podrán ser incluso mejores que los anteriores. Ya se sabe, en el baloncesto la altura lo es todo, ¿no? (Aquí debo hacer un breve recordatorio a un gran entrenador que tuve, cuyos valores aún nadan por mi interior, y que solía decir que en el baloncesto como en la vida, hay una cosa que empieza por “T”, que es la más importante para todo, y no, no es Tamaño, sino Talento).

Esta mezcla me lleva a una reflexión sobre el “modus operandi” de cada persona dentro de un grupo. Esto es, el comportamiento que una persona ofrece a los que le rodean dependiendo de esto mismo, de quiénes y de qué cualidades tengan estos mismos que le rodean. Y por supuesto, a qué se esté dedicando el grupo al que perteneces. ¿De qué más cosas depende este comportamiento?
Entramos en el caso exacto:
Un auténtico jugón, el base del equipo, un chico que es un año menor que todos sus compañeros y dos años menor que todos sus rivales. Pero es el mejor, el que más juega, el que “se las juega”. Su personalidad dentro de este grupo: nefasta, con actitud de querer mejorar, pero nefasta. Su comunicación con los demás es altiva y egocéntrica. No voy a extenderme mucho más.

Un chico de 14 años con mucho futuro, muy muy alto, se mueve bien, mejora todos los días, Actitud e intensidad 11 sobre 10. Pero es inseguro, le cuesta asumir responsabilidades, se pone nervioso ante los fallos.
Estas dos criaturas coinciden en la pista en el 3er cuarto, partido muy apretado contra el mejor rival del grupo. Nervios a flor de piel. Ellos anotan en contraataque. Saca de fondo mi amigo el trabajador y se mueve para recibir mi amigo el jugón. Ellos presionan, hacen dudar a nuestro sacador, nos la roban, canasta fácil. El jugón se irrita y así se lo hace ver a su compañero el que ha sacado. Este último se pone aún más nervioso, y le toca volver a sacar. ¿Qué ocurre? Por supuesto, mala comunicación, nos la roban, canasta fácil. Bronca del jugón a mi amigo el trabajador. Bronca gorda, fuerte, demasiado. ¿Siguiente situación?...
Bien, de esta situación he sacado a posteriori varias ideas importantes, a mi parecer. El hecho de que existan dos personalidades tan dispares dentro del mismo equipo, y que tengan que aprender a convivir y a sacar el máximo beneficio de su interacción.

La idea de cómo no repetir jamás esa situación, a la vez de cómo intentamos arreglarlo lo más rápido posible y de qué forma.
Por último, el porqué formo parte de un equipo, el cómo cada jugador es importante y puede hacer algo positivo por su equipo.
Si un jugador puede interiorizar la lectura de algún aspecto táctico, ¿por qué no va a poder interiorizar la lectura de aspectos emocionales? Sobre todo si estos le llevan a tener éxito en sus acciones con mayor frecuencia.

Para la situación anterior, podríamos explicarle al jugador que tiene que subir algún escalón más. En el primer escalón los compañeros ante el error se echan la bronca, discuten sobre la acción pasada. En el segundo escalón quizá estos compañeros simplemente hablen sobre cómo solucionarlo en el futuro, se choquen la mano y no le den mayor importancia al error. Un gran avance. Pero, ¿quién llega a ese tercer escalón? En el que los jugadores ni si quiera se miran tras el error, sabedores de que pensar en cualquier acción errónea y pasada y es el mayor fallo que se puede cometer. Hay que pensar en cómo solucionarla, nada más. La interacción es aprendida y en este caso debería ser invisible. No hay dolor. Ni cura, por supuesto.

Es un reto y a la vez una motivación que el deporte sirva para mejorar nuestros recursos sociales, y emocionales. Y claro que a veces estos hacen más por el éxito que los recursos técnicos o tácticos, ¿no deberíamos prestarles más atención? ¿no deberíamos entrenarlos?

Todo es un medio. 

jueves, 4 de noviembre de 2010

Año 0. Día 79. Madrid.

Para contrarrestar un poco la crónica alegre y humorística de mi compy, vamos a escribir algo un poco más profundo:
Nuevos sueños han ido llenando el hueco del cambio durante estos tres meses. La decisión fue acertada en todos los aspectos, y quizá la mejor lección es que siempre es un acierto equivocarse, aun sabiendo que a veces incluso puedes acertar, y eso ya es todo un progreso hacia lo que llaman realización.
Todo comienza un día de sol en Madrid, durante el medio día. Me presentan en mi nuevo “trabajo”. Los miedos y las dudas se apoderan de mi, y entonces pienso en mi amigo, el que está en Edimburgo, él es un ejemplo de aventura, de valentía, de querer cambiar porque su idea de disfrutar la vida está muy lejos de lo que pase por aquí, en el extrarradio este de Madrid. Entré en el lugar donde me esperaban, un antiguo pabellón de baloncesto con más historia que gloria, recién reformado y donde estaban entrenando unos chicos… sí, parecían profesionales. Iba a entrenar en el mismo sitio que un equipo ACB, todo un paso hacia algo desconocido. Me esperaban un par de entrenadores, alguno ya conocido, y una panda de críos de los cuáles el 80% me sacaban una cabeza o más, qué enormes joder. Volvieron los miedo, y le di al botón de ayuda que hay en mi móvil, ese al que cuando llamas nunca te dice nada pero te lo dice todo, quizá consiga que siempre llegues tú sólo a la mejor respuesta posible… son muy grandes pero saben muy poco me dijo, tienen lo mismo que aprender que los demás. Hoy lo sé, y lo disfruto. El cambio ha resultado estupendo.
Como decía antes, los cambios siempre dejan un vacío en nuestro interior. Abandonamos cosas conocidas, situaciones que controlamos y lugares que nos podríamos recorrer con los ojos cerrados, y avanzamos hacia lo inesperado. Desde el principio supe que mi cuerpo me pedía ese cambio de aires, me lo estaba pidiendo a gritos desde hacía mucho tiempo. Y ahora lo tengo tan claro que quiero que esto sirva de ejemplo para todo aquel que busque algo, y que no sepa lo que es… sólo podría solucionarlo cambiando. Pues bien, el hueco enorme que dejó ese cambio, lo he llenado y con creces, pero no con mi nuevo club de baloncesto. Ahora puedo diferenciar, y con el baloncesto como mediador entre mis deseos y mis obligaciones, lo que quiero ser, lo que quiero vivir, de lo que hago a parte en mi vida. Vemos el baloncesto como parte de nuestro sufrimiento, como parte de las cosas que a veces no te dejan dormir por las noches. Yo sólo quería que esto fuese por ilusión, nada más. ¿Y con qué he llenado el hueco? Con cosas que verdaderamente importan, con detalles, con sentimientos… con vida.
Para la gente que crea en esto del “Karma” u otras creencias divino-destinadas, contaré un par de anécdotas resumidas, que me han ocurrido últimamente. A veces el ritmo de vida que llevamos nos hace olvidarnos de lo que de verdad nos llena de alegría e ilusión. A veces tenemos un sueño y durante ese momento sabes que quieres luchar por conseguirlo, pero después se te olvida apartado por los continuos ir y venir de ningún lado de cada día. Yo tenía un par de sueños olvidados. Una vez, hacía mucho tiempo, soñé que quería vivir una experiencia ganadora en el baloncesto, de esas veces que con todo en contra tú sigues luchando y al final, lo consigues. Un domingo de no hace mucho tiempo me desperté de una pequeña siesta para ir a un partido, sin ninguna expectativa más allá de las normales. Y cuando llegué me encontré con la oportunidad de cumplir ese sueño. ¡Se me había olvidado! Y ahí lo tenía, esperándome sin que yo hubiera esperado encontrarlo allí aquel día. Entonces la vida te muestra uno de esos detalles por lo que merece la pena estar atento. Fue una tarde maravillosa, y me hubiese gustado compartirla con todo el mundo en aquel momento. La próxima vez que crea que puede pasar espero estar más atento antes.
La segunda anécdota es igual que la anterior, igual en contenido aunque no en forma. Una vez tuve un sueño, soñé que encontraba algo que me hacía feliz, soñé que encontraba algo por lo que luchar, y un día volví a soñar con ello, no hace mucho. Y gracias al impulso del cambio no me desperté y esperé a seguir soñando otro día, me levanté y busqué la forma de cumplirlo, y lo encontré.
Otra vez el baloncesto ha sido el medio para mí, y espero que lo siga siendo para muchos otros que lo disfruten como nosotros.


lunes, 4 de octubre de 2010

Año 0. Día 66

El debut.
Muy buenas, arduos seguidores de nuestras correrías!
Al teclado, de nuevo, el señor Romero, para relatarles lo que fue el esperado debut en la Liga Escocesa de Baloncesto.

El acontecimiento se produjo hace ya diez días, pero os lo cuento ahora, en frío, recordando poco a poco, que sabe mucho mejor.
Y es que es la única forma de que, al contarlo, pueda añadirle un poco de humor al asunto; de haberlo escrito el mismo día del partido, seguramente el texto sería mucho más dramático y colérico!

Viernes 24, 19.00, pabellón deportivo de Musselburgh; comienza uno de los días más, cuanto menos, emocionantes desde que estoy en Edinburgh.
Entro en el pabellón y me encuentro a varios de mis compañeros charlando a las puertas de la pista, la cual está ocupada por...niños!
Les saludo rápidamente y me adentro en la pista. Deben de ser alevines, entre 10 y 11 años, dos partidos simultáneos, los equipos son mixtos, canastas mini....¡cómo mola!
Ya casi se me había olvidado lo que disfruto viendo basket mini, aunque sea como este... equipos sin entrenador, o, con entrenador puesto en el banquillo como un extra de cartón en una peli, sin dirigir, sin animar, sin involucrarse en el partido... niños haciendo toda clase de infracciones bajo el permiso de árbitros que tan sólo están allí para mantener las apariencias... en varias ocasiones tuve que contenerme para no dirigir  a esos mini-scottish...
Lo primero que pensé fue en ir a hablar con Brian Ramsey, el Deme de los Peregrines, y decirle que yo llevaba un equipo de esos...luego pensé que no sería más que complicarme para dejarme una pasta entre transporte, dinero que no me iban a pagar, y el que iba a perder por no trabajar en fines de semana...de modo que no hice nada, solo terminar de ver el 'partido'.

Más tarde nos tocaba a los mayores. Comenzamos en el vestuario con música para la ocasión bastante motivante, con el señor Marcos Hernández (el Juan Ángel escocés) farfullando a voces, y 'eligiendo' equipación. Mi nuevo dorsal fue el 10, que lucía en una camiseta enorme y a todas luces reusadísima, que más tarde tendría que devolver... pensé en hacerme una foto, pero la gente estaba tan concentrada, que no era plan de pedir a nadie que me fotografiara.

Comenzamos. Una rueda nefasta y sin estiramientos... bueno. El equipo contrario tenía toda la pinta de eso, de equipo, y comparado con nosotros, estaban a años luz. Yo ya empezaba a vislumbrar la tragedia, pero preferí dar un voto de confianza a mis compañeros, que empezaron ganando su primer partido una semana antes.
Así, empezó el partido, el que me devolvió a la realidad. Ni en Escocia son tan malos ni en Coslada somos la repera... el otro equipo era un señor equipo, propio de Liga Nacional de Madrid, bien estructurado, con recursos en ataque y muy bien posicionados tácticamente. Nosotros...éramos un equipo de Liga Local con motivados de gimnasio dando hostias y corriendo a lo loco... me sentía como el jugador más tranquilo y pausado del equipo...así que imaginaos.

Primer cuarto y vamos 5-30... nada que decir...nuestro entrenador, que a la vez es jugador, no tiene ni idea de por dónde le vienen o qué hacer. Defendemos en medio campo y atacamos a base de tiros lejanos y movimientos incomprensibles... no hay penetraciones, movimientos sin balón, o un simple contraataque.
Poco a poco, en el banquillo, me doy cuenta de que voy a jugar poco...o nada. Soy el sustituto del mejor del equipo, del Edu Pastor de los Peregrines, un tío maduro que ha jugado en la selección escocesa y que tiene a sus padres en la grada.
Por fin, a falta de un minutillo para el descanso, salgo, debuto, y lo hago más nervioso que nunca... el árbitro me tiene que colocar en el tiro libre...no digo más.
Me toca defender al Isaac Peral del equipo contrario, base veterano, bajito y con mucha visión. Lo primero que hace es dejarme tirado con una puerta atrás y anotar....shit!
Robo una bola y me voy en contraataque, pero el tipo que me la tiene que pasar me la da como si yo fuese Ussain Bolt...fuera...shit!!!!

Descanso...unas palabras de uno de nuestros bases en el vestuario, muy acertadas, no hay nada que hacer, vamos 40 abajo y seguramente ellos lleguen a 120 puntos, aprendamos, calmémonos y usemos este partido en un futuro.
Salimos un poco más enchufados y la sangría para, eso y que el otro equipo daba oportunidades a su segunda unidad.
5ª falta de Obey, salgo a jugar, perfecto. Primera defensa y, tras rebote, provoco una falta. Segunda defensa, me quedo sólo en 2c1 y provoco un error del ataque, good, sigamos así. Ansioso de tener mi primera buena opción en ataque y así estrename en la competición...hasta que...cambio...what!?
Duré dos jugadas en el campo, me cambian y me voy con gesto de duda-ira-impotencia. La gente me ofrece la mano pero paso. Me siento y refunfuño para mis adentros. Para mí el partido se ha acabado, y el baloncesto, y los Peregrines....

Se termina y me voy tras felicitar al contrario. Me ducho a toda leche y me largo. En el bus pienso en pros y contras de seguir en este equipo, y, mientras reflexiono, suben dos compañeros, uno tiene 18 años, es nuestro jugón, otro, 25, es más como yo. 
Hablamos durante todo el trayecto sobre el partido y el equipo, y me ayudan a decidirme.

Finalmente, les he dado otra oportunidad, al fin y al cabo, no podré jugar más, debido a que los partidos coinciden con mi trabajo, pero sí iré a entrenar.
El lunes pasado, en el último entrenamiento, el mister habla conmigo y me 'mima', sabedor de su error el viernes pasado. Me pregunta si jugaré el próximo partido, y se preocupa por mí.

Parece ser que tomé la decisión correcta, no obstante, no me puedo quejar, estoy jugando al baloncesto, hablando inglés y conociendo peña a la vez, no está mal, no!?

Ah ya, que queréis saber cómo fue el resultado final del partido, ¿no?, fijaos en estos tipos cuando lo vieron en el marcador:


Javi.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Año 0. Día 46


Pretemporada.

Muy buenas! seguimos informando desde este año 0, acercándoos un poquito nuestras sensaciones en esta época de cambios constantes.


Para quien no lo sepa, porque haya entrado en este blog de repente, o porque esté cotilleando el ordena de otra persona, nuestro club de baloncesto fue, es y será el CBC, es decir, Club Baloncesto Coslada.


Por diferentes motivos o circunstacias, este año 0 de nuestras vidas es el primero en muchos en el que no estamos involucrados en este club, ya sea como jugador, entrenador, delegado, aficionado, personaje que pasa por la sede de vez en cuando...Este año nos falta algo, y más a mí, viviendo tan lejos como estoy del club.

Ahora juego para otro equipo, los East Lothian Peregrines de Edimburgo, un equipillo con más ganas y motivación que otra cosa, pero que se defiende, y te ayuda a superar el 'mono' baloncestístico.
La temporada empezará pronto y os mantendré informad@s, no obstante, antes, querría dedicar unas líneas a algo que se echa en falta en esta época del año.

La pretemporada.

Como entrenador, la pretemporada es una de mis épocas preferidas del año. Ya tengas un nuevo equipo o el mismo de la temporada anterior, el hecho de volver a ponerte al mando de un grupo de jugadores es una sensación única. Volver a empezar con la ilusión del primer día, comprobar cómo son tus jugadores, o ver cómo han cambiado tras el verano...sus nuevas inquietudes, su nueva talla de zapatilla, sus nuevos compañeros...
Empezar a construir algo desde la base, o, más difícil, mantener un equipo unido con unos cimientos sólidos; apretar clavijas, realizar cábalas, investigar, probar, pensar...Planificar todo un año en unas semanas en las que estás pletórico, deseas comenzar cuanto antes, ver cuanto antes de qué serás capaz, cuál será el límite de tu equipo, hasta dónde llegaréis...
Nuevos jugadores, despedidas agridulces... gran cantidad de cambios que formarán parte de tu rutina pero que, temporada tras temporada, son diferentes, nuevos, listos para ser estrenados en un año que será mejor o peor, pero que será diferente e ilusionante.

Desde el punto de vista del jugador, la pretemporada puede ser una tortura, pero, para un entrenador, es apasionante, al menos desde mi punto de vista.
Todo para que al final el año se resuma en una pregunta: ¿entrará?


Algo así es este año 0... incertidumbre y duda, pero ganas, muchas ganas.

See ya!


Javi.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Año 0. Día 38

Pues sí, para empezar a escribir un diario de abordo no es muy conveniente empezar en el día 38...pero bueno así es esto, se empieza cuando a uno le dé la gana y punto.

¿Qué es un año 0?
Es cambio, fin, comienzo, giro de 359º que te permite empezar, valorar, reconocer, observar, y, sobre todo, aprender.
Es el final de una etapa y el principio de otra. En mi caso, fue el final de mi etapa de estudiante. Doscientosmil años estudiando, bajo una misma rutina, un mismo hábito; clases, exámenes, apuntes, peyas, 'yonohesidoprofe', 'semeolvidóenmicasa'... the end.
Al finalizar la carrera se presentaban nuevos caminos, ya sea seguir en la 'sopa boba' mediante el mítico máster, empezar a currar sin cobrar en uno de los muchos puesto-becarios que pueblan los nuevos licenciados... o... tirarse a por uvas; comenzar de cero, nueva ciudad, nueva casa, nuevos amigos, nuevo idioma... como si del juego de los Sims se tratase, empezar a crear tu nuevo camino, algo intermedio entre estudiante y trabajador que sólo se presenta una vez en la vida.
So, este es mi año 0, the beginning.

Mi aventurilla empieza en Edinburgo, ciudad escocesa que 'engancha' desde el primer día. Aquí tendré que aprender a 'ser mayor', a valerme, a saber valorar, actuar y pensar cada decisión de esta nueva pantalla en mi videojuego particular.

Para ello, me ayudaré de las herramientas con las que he contado en mi etapa anterior, siendo una de ellas fundamental para alcanzar el éxito: el baloncesto.
Año 0 como inicio, baloncesto como forma de comenzar, ayuda extra para familiarizar y socializarme con todo lo nuevo que me rodea; basketball as a way, as a brad new way, as my way.

Comenzamos! ya no hay marcha atrás; en este blog os iremos relatando aventurillas de nuestro nuevo camino, esperamos que os guste, y que nos guste! al fin y al cabo, es nuestra gran ocasión, disfrútala!
http://www.youtube.com/watch?v=raIxbKIF7eE

jueves, 2 de septiembre de 2010

Año 0. Presentación.

Hola a todos!

Para los que no nos conozcáis, somos Javi y Carlos. Este año empezamos una "nueva vida" fuera y dentro del baloncesto, y en este blog vamos a ir narrando algunas de nuestras experiencias. 

Sobre cómo el baloncesto puede ser el principio de algo muy distinto; el medio para llegar a lugares inesperados; o, quién sabe, el final de todo un camino. 

Veremos si os gusta... ¡ Let´s go !